viernes, 18 de marzo de 2016

Política y Moral

La moral desde su concepción teórica en la antigua Grecia ha estado establecida subjetivamente en la sociedad occidental hasta nuestros tiempos. Esta ha mantenido estable la civilización que conocemos, porque socialmente la moral es una práctica casi imprescindible para la buena convivencia entre ciudadanos, y aunque muchos filósofos hayan criticado la moral griega o católico-cristiana – como el buen Nietzsche – los seres humanos hemos comprendido que con ella podemos mantener el orden.




Hace algunas semanas Cecilia Valenzuela público un artículo llamada “Sale el informal, queda el inmoral” haciendo referencia al ambiguo pronunciamiento del JNE sobre el caso Guzmán (El informal) y Acuña (El inmoral). Cecilia critica ampliamente al JNE por ser drásticos con Guzmán – que aún no había salido de carrera – y no con Acuña – que corría la misma suerte de Guzmán -. La periodista se preguntó casi al final de su columna ¿Por qué valía en nuestro país más lo formal que lo moral? Son por artículos como este que nos confundimos más sobre la moral y su práctica en la política que es más trascendente de lo que pensamos y, sin embargo, no le prestamos la atención que requiere.

Los peruanos, así como toda la sociedad occidental, sabemos implícitamente que es la moral y la ponemos en práctica por medio de los valores. Pero como la moral es aprendida y no inherente al ser humano puede variar ligeramente de acuerdo a la crianza familiar, social o religiosa. Esto no quiere decir que todos poseemos una moral personal. Existe una moral base y de ella nacen las variantes que vamos adquiriendo de acuerdo a nuestra educación, preferencia religiosa, ideales políticos etc. Sin embargo, en nuestro país desde hace algunos años hemos acostumbrado a que nuestros políticos prescindan de la moral como base política y optamos por medirlos de otro modo. El caso Guzmán-Acuña que menciono al iniciar este artículo es un claro ejemplo. Decir que regalar dinero sea inmoral y no cumplir las normas no lo sea es un absurdo, porqué las instituciones sirven para regular nuestro sistema – en este caso electoral – y somos los mismos ciudadanos quienes decidimos quienes nos regulan o no-. Por eso cumplir las leyes es una práctica moral, porque prioriza el bien institucional y ciudadano.

Keiko Fujimori, quien va primera en las encuestas, ha suprimido su moral. Ella no es inmoral (Negar la moral conocida) sino es amoral (inexistencia de moral personal) esto quiere decir que sus prácticas individuales, desde la co-participación en los crímenes de su padre como primera dama de la dictadura fujimorista hasta su in-accionar cuando su madre fue torturada es una muestra de que ella no posé moral. Quizás sus valores partan de otras premisas individuales de poder, pero moral, no. Incluso ahora cuando fujimorismo se pasea por el Perú agrediendo gente, insultando amenazando y quebrantando cada ley que se le antoje podemos afirmar sin necesidad de remontarnos al pasado que Keiko Fujimori es un ser amoral y esa es la doctrina que inculca en sus seguidores, seguidores que cegados por el fanatismo son capaces de hacer lo que sea para que su poder sea respaldado. Pero Keiko no está sola, quizás lo más resaltante de ella sea su cinismo y frialdad a la hora de opinar. Ella es capaz de mentir si es necesario para satisfacer a la opinión pública, porque Keiko no necesita ser honesta, cuando detrás de ella existe una manada de lobos para defenderla. Esa táctica es común en el fujimorismo: cuando Keiko dice que es libre de delito, sus congresistas la blindan en el congreso; cuando ella dice que va a indemnizar a las campesinas que fueron esterilizadas en el gobierno fujimorista, sus congresistas votan en contra de reformas y salen a todos los medios a decir que las esterilizaciones no es un tema grave; cuando ella dice que no está a favor de la violencia en manifestaciones, sus congresistas dicen que van a golpear si es necesario; cuando ella dice que los crímenes de su padre fueron errores, sus congresistas lo halagan y dicen que el fujimorato fue el mejor gobierno de la historia. Así puedo seguir toda la columna, desenmascarando el cinismo de la amoral Keiko.

Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza son dos de los más intachables candidatos de nuestras elecciones, eso para nosotros es novedad, pues estamos acostumbrados a los que tiene denuncias e investigaciones en la fiscalía como Alan, Keiko, Toledo y Ppk. Es por ello, que ambos candidatos – Vero y Alfredo – se han ganado la aceptación de ciertos sectores sociales, son candidatos íntegros, personas con una moral muy clara. Pero poco a poco el proceso electoral va avanzando esa imagen de ambos candidatos se torna borrosa. Barnechea en los últimos días ha sido criticado por ser amante de la tauromaquia y “negar” regalos a algunos simpatizantes. He visto como critican a Barnechea por estas prácticas y muchos dicen sentirse indignados y decepcionados del candidato de Acción Popular. ¿Pero justificado todo este ataque contra Barnechea? Creo que no. Como mencioné arriba la moral base social de la cual aprendemos suele cambiar ligeramente y adquirir nuevas formas de acuerdo a nuestra educación. Que Barnechea haya sido inculcado cultural y familiarmente en la tauromaquia no quiere decir que sea menos moral que un animalista que está en contra de ese “arte”. Solo han sido criados de diferentes formas y la dicotomía entre ambas parte de la no compresión por el otro, de la falta de empatía. Es normal querer votar por alguien que practique los mismos ideales y valores que uno, pero criticarlo y desprestigiarlo creo que es una práctica intolerante. Igual en el caso de los regalos, Barnechea no es un político propiamente dicho, no sabe cómo llegar a la gente – como si lo hacía Guzmán – y si no recibe los regalos, pues, simplemente no le gustará, eso no lo deslegitima como candidato.

Verónika Mendoza es criticada estúpidamente por sus supuestos vínculos con el chavismo y con el terrorismo peruano. El Frente Amplio ha salido a aclarar esas acusaciones innumerables veces pero los contrincantes políticos encuentran en este jugueteo la carnecita para desprestigiarla, y los medios se prestan para el ataque. Veronika es una política a carta cabal, y puso en evidencia su moral al renunciar a la bancada nacionalista cuando esta no cumplió sus promesas. Sin embargo, Justiniano Apaza (candidato al congreso por Arequipa) denunció al Frente Amplio por frauda al sacarlo arbitrariamente de la lista del congreso. El Frente Amplio que se jacta de pulcro, tapó con tierra este tema. ¿Recuerdan el caso Guzmán por incumplir las leyes? Pues el Frente Amplio hizo lo mismo.

Hablaré del Apra en otra columna especialmente hecha para ellos, carecen de tanta moral política que es necesario un artículo para ellos solos.

Después de este análisis debemos poner en el tapete los temas de moral y política y ser más consientes acerca de ella porque no podemos vivir creyendo qué es la moral cuando en muchos casos no la practicamos o en su defecto la pasamos por alto en nuestros políticos.


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